Internet y el futuro de la música

Hace algo así como una semana salió a la venta el nuevo disco de David DeMaría. Un disco de versiones de antiguas canciones suyas ¿os suena?. Sí, exactamente lo mismo que han hecho Estopa, Macaco o Taxi recientemente. Que todos son artistas a los que admiro profundamente, pero, precisamente por eso, me hubiera gustado poder escuchar material nuevo de ellos.

Dicen que las descargas ilegales van a acabar con la música y tal y cual. Y estoy completamente de acuerdo en que un artista tiene todo el derecho del mundo a ganarse la vida con su trabajo. Pero también tendrían que preguntarse si ofrecer una y otra vez las mismas canciones no influye también en el bajón de las ventas.

Internet no es el enemigo. Y si no que se lo pregunten a Pablo Alborán o Justin Bieber, que deben parte de su éxito a la difusión de sus primeras canciones a través de Youtube. Y si en vez de lloriquear por las descargas ilegales los artistas se ponen a trabajar en serio y a intentar encontrar el lado positivo a todo lo que nos ofrece la red, la música no tiene por qué dejar de convertirse en su modo de vida.

Ya había cantantes profesionales antes de que naciera la industria discográfica y las ventas de discos. y tal vez la solución sea volver a eso. Utilizar Internet para difundir las canciones y vivir de los conciertos. Pero claro, es mucho más cómodo sacar cuatro discos con las mismas canciones, hacer una gira de dos meses y dedicarse el resto del tiempo a vivir de los derechos de autor.

Totalmente de acuerdo en que la música es un trabajo y como tal debe ser remunerado. Pero un trabajador medio trabaja (valga la redundacia) durante 8 horas al día normalmente para ganar poco más de mil euros (o incluso menos). Los músicos no merecen menos, pero tampoco merecen más. 

Este problema de las descargas ilegales ha sido similar al de la burbuja inmobiliaria. Mucho dinero con poco esfuerzo durante muchos años. Pero ahora las cosas han cambiado. Ahora hay que trabajar el triple para ganar lo mismo. Pues ya saben, señores artistas, a ponerse manos a la obra.