Desde hace dos días, si leemos las noticias de cualquier medio de comunicación sobre tecnología, el único tema de conversación son los fallos en el servicio de Blackberry. Vamos, que incluso se han acallado los múltiples homenajes a Steve Jobs (aunque hay quién ve como un homenaje de la tecnología a su dios de Apple que falle la competencia). Y este problema técnico puede ser un buen punto de partida para hacer una reflexión interesante.
¿Realmente es un problema tan grande que la Blackberry no funcione?. A fin de cuentas, podemos seguir chateando y accediendo al correo electrónico y las redes sociales desde cualquier ordenador. Yo personalmente no tengo contratada tarifa de datos ni tengo intención de hacerlo, porque me gusta desconectar un poco de tanta pantalla cuando salgo de casa. Y no creo que sea tan grave que los usuarios de Blackberry lo hagan durante un par de días.
Que conste que entiendo perfectamente sus quejas. A fin de cuentas, se han gastado un dinero en un terminal y en una tarifa de datos para utilizarlo cuando les apetezca, no cuando sea al servicio a quien le apetezca funcionar. Y yo soy la primera que me he puesto de bastante mal humor cada vez que me ha fallado la conexión a Internet que tengo en casa. Así que yo soy la primera que también tengo que reflexionar.
Hace tan sólo 5 años no teníamos Internet móvil, hace 15 ni siquiera disponíamos de conexión en nuestras casas. Y vivíamos y éramos felices. Y yo soy la primera que, como podréis deducir por la temática de mi blog, siento fascinación por las nuevas tecnologías. Pero a lo mejor tenemos que aprender a relativizar un poco las cosas y a no echarnos las manos a la cabeza cada vez que algo no funciona. Hay vida sin Internet, aunque a veces nos cueste entenderlo.
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