Twitter no es una red social como las demás. La principal diferencia es que en ella no tenemos que aceptar las solicitudes de amistad de aquellas personas que quieren acceder a nuestros contenidos. Y ello provoca algo que a todos nos ha pasado: que miramos nuestra lista de seguidores y nos encontramos con personas que no tenemos ni idea de quienes son. De dónde salen esas personas y por qué no siguen es algo que seguro que se pregunta más de uno.
Si somos de los que seguimos con frencuencia los Trending Topics y escribimos a menudo sobre ellos es muy fácil que nuestros mensajes lleguen a ser leídos por otras personas que hagan los mismo. Y si les ha gustado lo que escribimos, puede que decidan seguirnos. Lo mismo ocurre con los Retweets: si escribimos algo ingenioso y uno de nuestros seguidores nos retuitea, ese mensaje llegará a muchas otras personas que pueden tomar la decisión de convertirse en followers nuestros.
También hay que tener un poco de cuidado con el spam, ya que son muchas las empresas que siguen indiscriminadamente a usuarios esperando que ellos también les sigan. Y no sólo empresas, quién no se ha encontrado alguna vez con que le sigue alguien que no conoce y cuando esa persona ve que no le devolvemos el Follow deja de seguirnos. Y es que al igual que les pasa a los adolescentes con Tuenti, hay por ahí mucho tuitero con obsesión por aumentar su cantidad de seguidores.
De todo esto podemos sacar tema para una reflexión, y es que lo que subamos a Twitter no lo tenemos tan controlado como lo que subimos a Facebook o Tuenti (que ya de por sí dan algún que otro problema con la privacidad). Por lo tanto, si en general no es demasiado recomendable subir a las redes sociales imágenes o incluso estados que puedan suponer un problema para nuestra imagen pública, con Twitter debemos tener especial cuidado.
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