El futuro de las consolas portátiles

Hace un par de días leí que en EEUU este año han facturado más los desarrolladores de juegos para móviles que los fabricantes de videojuegos para consolas portátiles. Un dato inquietante para los fabricantes de estas últimas, que pueden ver finiquitado su modelo de negocio. Y es que, si podemos jugar en el móvil, ¿tiene sentido gastarse dinero en una consola portátil?.

Para responder a esta pregunta habría que separar a los usuarios en dos tipos. Por un lado están los que únicamente recurren a los videojuegos para echar el rato mientras van en el tren, esperan el autobús o simplemente están aburridos en casa. Estos últimos suelen jugar a juegos sencillos simplemente para matar el tiempo, y a ellos sí que no les compensa en absoluto gastarse ciento y pico euros en una consola más los treintaytantos que cuesta cada juego. Porque el precio es uno de los motivos más importantes (si no el que más) por el que las consolas pueden empezar a perder adeptos.

Pero luego están los verdaderos aficionados a los videojuegos, a los que les gustan los títulos trabajados, con un buen argumento y una gran calidad gráfica. A ellos sí que les merece la pena comprar una consola. Porque sí, pueden jugar en la de sobremesa o en el PC, pero también es una gran ventaja podernos llevar nuestros juegos favoritos cuando vamos de viaje. Claro que el problema es si a los fabricantes les compensa mantener un negocio sólo para este tipo de jugadores.

En mi humilde opinión, a no ser que saquen algo muy innovador, a las consolas portátiles les queda poco tiempo de vida. Porque sí, ahora los juegos para móviles son mucho más "cutres", pero previsiblemente irán mejorando con el tiempo, y tener otro aparato sólo para jugar no tendrá ningún sentido. Así que los que ahora tenemos una PSP o una Nintendo DS en un futuro no muy lejano podremos conservarlas como una reliquia del pasado.